El mes de
enero fue uno muy especial, ya que estuvimos realizando dos exitosas clínicas
de salud gratuitas en dos comunidades con varias necesidades en Caguas. Para
ese momento ambas comunidades se encontraban sin servicios de energía eléctrica
y una de ellas también con situaciones con los servicios de agua. En ambas clínicas
de salud, estudiantes de medicina, enfermería y salud pública de la Escuela de
Medicina San Juan Bautista se dieron la tarea de visitar la comunidad, llevar
varios servicios y repartir medicamentos para las personas que lo necesitaran.
Las comunidades fueron La Barriada Morales y el sector Las Piñas de Caguas. El sábado
13 de enero de 2018 se logró impactar alrededor de 70 pacientes de la Barriada
Morales y el sábado 20 de enero se logró atender alrededor unas 50 personas en
el barrio Las Piñas. Estas experiencias vividas por todos nosotros son una gran
oportunidad no solo para ayudar a todo el que lo necesita, sino también para
crecer personal y profesionalmente. La mayoría del tiempo vemos en los
titulares de las redes, periódicos y las noticias cosas negativas, pero también
debemos resaltar todo lo positivo que hacemos los estudiantes día a día en el país.
Esta vez fuimos los estudiantes de la Escuela de Medicina en Caguas, pero también
debemos darles el crédito a los demás estudiantes de todo Puerto Rico que
inspiran a un Puerto Rico mejor.
Hola mi nombre es Ashley y soy microbióloga y salubrista. En este espacio podrán encontrar información de Salud Pública y enfermedades infecciosas. Además, pueden conocer un poco sobre mis experiencias y trabajos voluntarios realizados. A veces es importante resaltar lo positivo de nosotros.
Thursday, February 8, 2018
Protégete a ti y a los tuyos… ¡Vacúnate!
En el día de ayer (7 de febrero de 2018) la Escuela de
Medicina San Juan Bautista junto al Departamento de Salud realizó una vacunación
de Influenza masiva. El programa de Enfermería y varias organizaciones de la
misma institución, como la Sociedad estudiantil de Salud Pública, se dieron la
tarea en ayudar en lo que fue un éxito tremendo.
Como todos saben estamos pasando por un momento crítico en la isla, donde ya se vive una epidemia de influenza (oficialmente no declarada, pero según la definición del CDC sí lo es). En la primera semana del año, Salud reportó 802 casos positivos de influenza y ya para la semana del 20 al 27 de enero la isla contaba con 2,004 casos confirmados. Siendo Ponce la región con mayor cantidad de casos confirmados. Estos números son alarmantes y más cuando semana a semana estos números van en aumento y aún estamos en la época pico de contagio. Esto no solo está ocurriendo en Puerto Rico, en Estados Unidos se pasando por la misma situación. No es la primera vez que la isla pasa por una epidemia así, para el 2009 también se vivió una epidemia similar y para ese mismo año de declaro pandemia de AH1n1 a nivel mundial.
La campaña realizada
por el Departamento de Salud y la Escuela de Medicina San Juan Bautista fue
todo un éxito y se alcanzaron vacunar aproximadamente unas 240 personas. Es
bien importante recordar vacunarse todo los años para la misma. La influenza es
una enfermedad muy común para los meses de otoño e invierno, pero si no es tratada a tiempo puede ser fatal. En las últimas semanas más de 50 niños han muerto en
Estados Unidos debido al contagio de ésta. Sólo un 15% de la población
responda anualmente al llamado de vacunación y tomando esta acción podrías
reducir los números de contagios.
Medidas para combatir la influenza:
- Trate
de evitar el contacto cercano con personas enfermas.
- Mientras
esté enfermo, limite el contacto con otras personas tanto como sea posible
para evitar contagiarlas.
- Cúbrase la nariz y la boca con un pañuelo al toser o estornudar.
- Lávese las manos con agua y jabón frecuentemente.
- Evite tocarse los ojos, la nariz o la boca.
- Limpie y desinfecte las superficies y los objetos que puedan estar contaminados con gérmenes como los de la influenza.
Los síntomas de
la influenza incluyen fiebre, tos, dolor de garganta, secreción o
congestión nasal, dolores corporales, dolor de cabeza, escalofríos y fatiga.
Algunas personas pueden presentar vómitos y diarrea. Las personas pueden
contraer el virus de la influenza y presentar síntomas respiratorios sin
fiebre.
Wednesday, February 7, 2018
Huracán María, sus efectos y enseñanza...
A una semana del huracán María la desesperación era
mucha y los días eran muy largos. Los primeros días luego del suceso fueron
todos para limpieza, sacar escombros, ayudar los vecinos, limpiar la comunidad
e intentar acostumbrarnos a la nueva normalidad. La realidad era que toda mi
familia y yo estábamos bien, todos mis amigos y personas importantes también,
pero ¿y los demás qué? Estuve buscando maneras de ayudar hasta que encontré la
oportunidad de ser voluntaria con el Centro de Manejo de Emergencias (COE) del
Municipio de Cabo Rojo. El COE estaba buscando voluntarios para ir casa a casa
en las comunidades de Cabo Rojo para ver las necesidades de los ciudadanos y
para ver los daños sufridos, si alguno, y adelantar la ficha que iba a pedir FEMA.
Luego de varios días de planificación salimos a la calle y sin expectativas
algunas comenzamos la misión.
La realidad es que a veces pensamos que estamos
preparados para algunas cosas, pero cuando las tenemos de frente es otra cosa. Había
unos 30 voluntarios y empleados del municipio en total y nos dividimos en
grupos de 3 voluntarios y 1 líder que era el empleado del municipio. Esa
primera calle que visitamos definitivamente nos tocó. Comenzamos a recorrer la
calle y había más casas abandonadas, que personas viviendo. Postes caídos,
cables en el piso, plantas por todos lados y escombros en las esquinas, porque alguien
ya los había movido. La primera y la segunda casa estaban solas y en la tercera
llamamos y sale una señora. Le preguntamos si todo andaba bien y nos dice que sí,
le preguntamos si tenía agua y comida y también dice que sí, pero observamos
que la señora se veía mal y volvimos a preguntar y esta comienza a llorar. Le
preguntamos que le sucede y si le podemos ayudar en algo y dice que no había
comido hacía dos días y tan solo le queda una botella de agua. Fue un momento difícil,
ya que en ese momento no teníamos artículos para repartir porque no habían llegado.
La líder del grupo había traído “snacks” y un emparedado para el desayuno y se
lo dio, también le dimos algunas botellas extras de agua que teníamos los
voluntarios. También nos dice que no había hablado con ninguno de sus hijos y
que estaba sola, así que escribimos los números de teléfono de sus hijos para
llamarlos de un teléfono de satélite que tenían en el lugar donde estaban
concentrados los empleados y voluntarios. Seguimos caminando y seguimos
encontrando casos similares, personas sin insulina, personas sin tomar agua,
quejas, lágrimas y tan solo lo que podíamos era tomar notas de los casos, con
su dirección para intentar conseguí los artículos y llevarlos después y
escuchar todo lo que nos dijeran, porque era momento de ser humanos. Luego que
terminamos nuestro objetivo llegamos al Centro de Convenciones, lugar donde
estaban los empleados del municipio y los voluntarios. Allí tome poder sobre los
casos e hice todo lo que pude para que se les cumpliera a estas personas. Día a
día por unas dos semanas realicé esta tarea, hasta que comencé las clases y
tuve que llegar hasta Caguas.
Sin duda alguna una experiencia inolvidable,
porque de un desastre pude realizar una bonita tarea. Fueron muchos los días que
llegaba sin ánimo, cansada y quemada por el sol, pero la satisfacción era muy
grande. A esto le añado que seguí buscando voluntarios y amigos y compañero de
la escuela, estudiante de medicina también tuvo la oportunidad de ser
voluntario en su campo. Experiencias así son las que me llenan y me dan la motivación
para seguir en el campo de la Salud Pública.
Tuesday, February 6, 2018
Vieques, una experiencia salubrista inolvidable!
El
sábado, 16 de septiembre de 2017 un grupo de estudiantes de enfermería,
medicina y salud pública de la Escuela de Medicina San Juan Bautista fuimos a
Vieques para ayudar las personas que sufrieron las consecuencias del paso del
huracán Irma. Junto al personal de Extensión Agrícola, los estudiantes y los
empleados de la escuela que se ofrecieron a ayudar, dejamos cajas de comida, artículos
de primera necesidad y ropa para ser repartidas. Los estudiantes fueron a
diferentes puntos de la isla a evaluar pacientes para evitar exacerbación de
enfermedades existentes, verificar vitales, repartir medicamentos a los que los
necesitaran y se visitaron las comunidades para ver las condiciones luego del
paso del huracán.
En mi caso
fui con tres estudiantes de medicina y uno de enfermería, estos se encargaban de
tomar los vitales, mientras yo hablaba con ellos, miraba el entorno, las condiciones
de cada uno y la de su comunidad y sus necesidades. En la comunidad que visitamos
viven muchas personas mayores, personas encamadas y personas con condiciones crónicas.
La primera persona que visité era una persona encamada, con varias condiciones crónicas,
varias operaciones y se encontraba en depresión. Llegamos a su casa y nos
recibieron con gran acogida. Los muchachos de medicina comenzaron a tomar la presión
y yo a hablar con la persona. La persona nos contó lo activa que era, lo mucho
que le gustaba mantenerse haciendo de todo, y lo poco que podía hacer ahora. Antes
del huracán le habían amputado una pierna y no podía caminar. Para sus citas
tenía que ir a Fajardo, pero no poseía una silla de ruedas y se le hacía muy difícil
llegar a estas. Luego del huracán se empeoró la situación, ya que el ferry no
estaba funcionando normalmente, además de que encontrar a los doctores en una situación
como la que se estaba viviendo era muy difícil. Me fue muy difícil escuchar la
historia, no saber qué decir, querer ayudar esta persona y no poder. Con
lagrimas en los ojos, definitivamente la experiencia más difícil que he pasado.
Luego
fuimos a una casa más adelante; una casa de madera, con una persona mayor, sus
nietos y varios perritos. Se llamó y se le preguntó si había comido y la
persona contesta que sí, pero, aun así, le dejamos botellas de agua y algunos artículos
que estábamos repartiendo. Los muchachos de medicina y los de enfermería le
tomaron la presión, le hicieron pruebas de diabetes y yo comencé que notar que había
muchos mosquitos en el área. Los niños que vivían allí tenían muchas picadas de
mosquitos y no había “screens” en la casa, por lo tanto, le pregunté si tenía repelente
de mosquitos y me dice que no, que cerca había una laguna y siempre había muchos
mosquitos. En ese momento sentí que podía hacer algo, llamé la persona
encargada de nosotros y nos trajeron los repelentes. Desde ese momento
comenzamos a repartirlos para así evitar un brote de dengue, zika o chikungunya
que es muy común luego de una catástrofe. Visitamos más casas, vimos más
personas, repartimos más repelentes, agua y artículos de primera necesidad.
Definitivamente nos dimos cuenta de que había una necesidad real en el pueblo
de Vieques y ese día marcamos una diferencia.
Esta experiencia fue sin duda la mejor experiencia que he tenido como salubrista. El poder ayudar a personas que realmente lo necesitan, no tan solo repartiendo comida sino escuchándolos, haciéndolos reír y dejándolos que se desahogaran. Tristemente la próxima semana llegó el huracán María a la isla mayor y Vieques también fue afectado. Luego la necesidad fue para la isla completa, pero algo positivo dentro de todo esto fue que las cajas de comida, artículos de primera necesidad y ropa que no pudimos entregar ese sábado, fueron las que utilizaron para ayudar a los viequenses luego del paso del huracán María.
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